Hoy en día, la agrupación se encuentra conformada por alrededor de nueve niñas y niños comprometidos con su quehacer artístico, convirtiéndose así en representantes activos de la propia Casa de la Cultura hacia el exterior, quienes demuestran directamente el trabajo que se lleva a cabo a través de sus talleres, con lo cual, además, es posible atraer a nuevas y nuevos estudiantes.
“Para nosotros es un honor y un gusto porque ya son 20 años de trayectoria, esto habla bien de lo que estamos haciendo en Casa de la Cultura y de lo que está haciendo el docente. Cada año ofrece nuevas puestas en escena, cada semestre buscan hacer algo ad hoc; el año pasado la Compañía Infantil promovió que se hiciera una pastorela que involucró a otros talleres, fue una pastorela multidisciplinaria que tuvo pertinencia no nada más con ellos sino que abrió a música, a canto, a baile… y al final del día buscamos que estos grupos representativos tengan esta duración y trascendencia”, destaca José Luis Rodríguez, director de Desarrollo Académico del Instituto Cultural de León.
Oficialmente, la Compañía ha sido dirigida por tres personas: maestra Rita Carrasco, maestra Lis Valadez y maestro Eduardo Hernández, quien ha mantenido el cargo a lo largo de 12 años, dando continuidad al legado comenzado por sus antecesoras, quienes sentaron bases importantes para la labor y perdurabilidad del grupo.
Su actual director, en un inicio, encontró una compañía solitaria, pues únicamente contaba con tres integrantes. Durante un breve periodo, a la salida de la maestra Valadez —muy querida por sus estudiantes—, la agrupación estuvo bajo el cargo de diversos profesores, lo que generó la salida de la mayoría de sus integrantes. La dinámica de trabajo de Eduardo los envolvió y de a poco, con el respaldo de sus estudiantes, llegaron antiguos y nuevos compañeros.
A partir de su primer montaje, Malas palabras de Perla Schumacher, la Compañía tuvo un segundo aire, volviendo a ser un espacio de gran interés para niñas y niños, así como para padres y madres de familia, quienes por supuesto son fundamentales para entablar una dinámica que beneficie el desarrollo de sus hijos, un vínculo que Eduardo ha sabido crear; y es que, asegura, lo más trascendental es llegar a un punto en el que cada integrante, por sobre todo, disfrute y se divierta en escena.
“Muchos llegan obligados pero se van encantados. A muchos los veo que conforme vamos jugando, vamos descubriendo que les cuesta más trabajo actuar, pero a lo mejor son muy buenos dibujantes, y entonces yo como profe veo cuál es su habilidad y talento, y aunque todos van a actuar, no le voy a cargar un costal con el que no puede, sí lo pondré a actuar porque de eso se trata, pero si tiene habilidad en el dibujo le digo «oye, ¿por qué tú y yo no vamos creando los diseños de vestuario?», y entonces es donde puedo hacer el clic, el niño viene obligado pero ya le empieza a gustar quizás otra área del teatro, puede ser iluminador, vestuarista, diseñador de escenografía, dramaturgo”.
No tomárselo en serio es la clave, sin dejar de lado la formalidad de la disciplina, comparte Eduardo. Y es así como se ha ido forjando la esencia del grupo: compromiso por el quehacer artístico aunado al tratamiento de obras que permitan demostrar el talento y reflexionar sobre temas importantes, acompañándose siempre de expertos para el abordaje de los mismos con sus pequeñas y pequeños integrantes.
“Yo manejo tres banderas: disciplina, conciencia y amor; entre juego y juego vamos adquiriendo estas tres banderas, porque además toda mi clase tiene que ver con el juego, mi técnica es lúdica. Lo que hago con ellos es jugar a partir de ejercicios, que sientan que es puro juego, que se sientan libres de expresarse, de ser muy creativos, y a partir de eso ya les estoy enseñando una técnica de teatro”, menciona su director.
Por su parte, Mónica Ponce, coordinadora de la Casa de la Cultura Diego Rivera, agrega que, desde el lado institucional, “es muy valioso escuchar la voz de niñas y niños tratando ciertos temas, por ejemplo en presentaciones que han tenido en las actividades del 8M, que han venido haciendo las niñas con ciertas temáticas más como de empoderamiento de la mujer, pero desde su voz de niñas y desde esta sensibilidad o ternura, por así decirlo,
que proyectan y manifiestan en las obras, creo que conmueven más justo desde su papel de niñas o de niños; creo que tiene cierto impacto ver a alguien más pequeño, como poner en palabras lo que luego tú como adulto no te atreves a decir, pero que sí tiene un nombre y que te causa algo. Que los niños lo hagan, que lleven ese mensaje y que lo tome quien debe de tomarlo, sí es muy alentador tener estas agrupaciones infantiles”.
A lo largo de su historia, la Compañía Infantil de Teatro ha participado en diversos espacios, festivales y eventos, integrando en su repertorio montajes de importantes dramaturgos mexicanos como María Alicia Uzcanga, Tomás Urtusástegui y Emilio Carballido, entre otros.
Niñas y niños de entre 6 y 12 años de edad pueden formar parte de ella; es necesario contar con alguna experiencia en la disciplina, misma que puede adquirirse en los propios talleres libres de las Casas de la Cultura. Además se debe realizar una audición previa al inicio del ciclo académico (agosto y enero) y, aunado a la búsqueda de disciplina y compromiso dentro y fuera del grupo, es importante que las y los aspirantes se mantengan positivamente en el ámbito escolar.
El 20 aniversario de la Compañía Infantil de Teatro de la Casa de la Cultura Diego Rivera será festejado el 31 de agosto a las 16:00 horas en el Teatro María Grever; forma parte de esta celebración que enaltece el gran trabajo y amor de la infancia leonesa por las artes escénicas.