Hoy, con la tecnología espacial avanzando rápidamente, algunas de esas visiones ya no parecen imposibles ni tan lejanas. Basta con tener en cuenta que, desde hace ya más de 20 años, el ser humano ha estado ‘viviendo’ y trabajando en el espacio de manera ininterrumpida.
“En Halloween del año 2000, un cohete Soyuz ruso se lanzó desde el cosmódromo de Baikonur en Kazajistán y se ganó un lugar en los libros de historia, al llevar a un astronauta estadounidense y a dos cosmonautas rusos a la recién inaugurada Estación Espacial Internacional (EEI). La tripulación llegó dos días después y la estación espacial ha estado ocupada continuamente por seres humanos desde aquel entonces, una racha de 20 años de vida y de trabajo en órbita terrestre baja”1.
Pero, ¿cómo la ficción se entrelaza con los avances científicos para dar forma a un futuro en el que la humanidad pueda expandirse más allá de la Tierra? Tomando referencias reales y ficticias, podemos imaginar esta vida fuera de nuestro planeta. En la serie The Expanse, por ejemplo, la humanidad ha llegado a colonias situadas en el cinturón de asteroides, Marte y lunas de Júpiter y Saturno; viviendo en estaciones espaciales o bajo cúpulas, con economías y culturas propias. Aunque la visión es creada, el concepto de colonización espacial está respaldado por proyectos reales como los hábitats inflables de la NASA o las estaciones espaciales propuestas por empresas como SpaceX.
Poco a poco las ideas cobran vida, tanto así que se ha especulado que, en un futuro cercano, los humanos podremos habitar bases lunares o estaciones en Marte donde se producirá oxígeno, agua y alimentos a través de tecnologías de ciclo cerrado, tal como se describe en proyectos como la Estación Espacial Internacional (ISS) o en las investigaciones sobre terraformación.
“En todo el mundo existen unas 20 instalaciones espaciales análogas que acogen a personas voluntarias para ser sujetos de estudio, aislándose durante semanas o meses en estaciones polares, puestos avanzados en el desierto o incluso hábitats sellados dentro de centros de la NASA. Estos lugares pretenden imitar la situación de las personas en Marte, la Luna, o en estaciones orbitales de larga duración. Según los científicos, este tipo de investigación ayuda a probar herramientas médicas y de software, mejorar la agricultura de interior y abordar las dificultades a las que se enfrentan los astronautas análogos”2.
En la novela El marciano, de Andy Weir, el protagonista sobrevive en Marte utilizando ciencia realista para crear un entorno habitable. Este tipo de historia está inspirada en los esfuerzos reales de los científicos por transformar ambientes inhóspitos en lugares donde los humanos puedan vivir. La terraformación, aunque aún en fases teóricas, se basa en la modificación de la atmósfera, la temperatura y la ecología de un planeta para hacerlo similar a la Tierra.
“Según Ronita Cromwell, ex científica jefe del proyecto Flight Analogs de la NASA, muchas instalaciones se localizan en dos tipos de lugares: entornos extremos o controlados. Entre los primeros se encuentran las estaciones de investigación antárticas o árticas, que suelen utilizarse para estudiar temas como los patrones de sueño y la dinámica de los equipos. Los segundos, hábitats sellados y simulados, son útiles para investigar el comportamiento humano. Por ejemplo, cómo cambia la capacidad cognitiva a lo largo de una misión, o para probar dispositivos, como programas informáticos que ayudan a los astronautas a tomar decisiones sin necesidad de comunicarse con el control de la misión. Esta independencia se hace necesaria a medida que las tripulaciones se alejan de la Tierra, ya que los retrasos en las comunicaciones aumentan con la distancia”3.
Hoy en día, se están desarrollando tecnologías de soporte vital que podrían permitir a los astronautas vivir de forma sostenible en la Luna o Marte. Por ejemplo, el concepto de ‘invernaderos marcianos’, propuesto por la NASA y otros investigadores, es un reflejo de cómo los humanos podrían cultivar alimentos y reciclar agua y oxígeno en entornos cerrados, minimizando la necesidad de traer recursos desde la Tierra.
Una idea que mezcla ficción y teoría científica es la estación de O'Neill, propuesta por el físico Gerard K. O'Neill, y que aparece en diversas obras de ciencia ficción. Estas estaciones serían enormes cilindros giratorios, colocados en el espacio, capaces de albergar miles de personas en un entorno similar al terrestre.
Aunque parece una visión tomada de películas como Interstellar, donde se muestra una estación de O'Neill al final, hay estudios actuales que contemplan cómo podría construirse una estructura de estas dimensiones usando materiales de asteroides y tecnología avanzada de robótica y automatización.
La vida humana en colonias espaciales no solo implicaría desafíos tecnológicos, sino también nuevas formas de organización social y cultural. La ficción ha abordado cómo la humanidad podría adaptarse a la vida en estos entornos, reflejando la necesidad de crear nuevas rutinas, relaciones y actividades que mantengan la salud mental y la cohesión social.
En Los Supersónicos, serie animada creada en 1962, la vida en el espacio está representada con avances tecnológicos que hacen la vida cotidiana más cómoda, como robots que ayudan en las tareas domésticas y entretenimiento instantáneo. Aunque la serie es una caricatura de la vida futurista, algunas de sus ideas tienen paralelismos en la realidad actual y lo que se proyecta para el futuro. Por ejemplo, en la Estación Espacial Internacional (ISS), los astronautas ya cuentan con dispositivos robóticos y tecnología avanzada que les permiten realizar tareas con mayor facilidad.
Además, el uso del tiempo libre sería un factor clave. La NASA y otras agencias espaciales han documentado que el bienestar psicológico de los astronautas se ve afectado por largos periodos de aislamiento, por lo que el ocio y las actividades recreativas serían esenciales. En futuras colonias espaciales, los deportes en gravedad reducida o la realidad virtual podrían ofrecer nuevas formas de entretenimiento y socialización, similares a las que se ven en obras como Ready Player One, donde los humanos se conectan en mundos virtuales.
“El tiempo de vida en el espacio es un tema de gran interés en la exploración espacial. Los seres humanos están adaptados para vivir en la Tierra, con su atmósfera, gravedad y condiciones específicas que permiten nuestra supervivencia. Cuando nos aventuramos en el espacio, nos enfrentamos a desafíos únicos que pueden afectar nuestra salud y bienestar”4.
A medida que la tecnología avanza y la humanidad sueña con un futuro en el espacio, las fronteras entre la ficción y la realidad se desvanecen. Las ideas que antes solo existían en libros o películas se están convirtiendo en planes concretos para nuestra supervivencia y expansión fuera de la Tierra. ¿Podría la terraformación de Marte, la creación de estaciones espaciales autosuficientes o los biodomos autosostenibles ser nuestro futuro?
Referencias
1National Geographic España. (2024, 23 octubre). National Geographic. https://www.nationalgeographicla.com/ciencia/2020/10/los-seres-humanos-han-estado-viviendo-en-el-espacio-durante-20-anos
2Científicos de todo el mundo simulan vivir como astronautas en la Tierra. (2024, 8 febrero). MIT Technology Review. https://www.technologyreview.es/s/15747/cientificos-de-todo-el-mundo-simulan-vivir-como-astronautas-en-la-tierra
3 Ídem.
4 Xg6k. (2024, 10 abril). ¿Cuánto tiempo puede vivir un ser humano en el espacio? OuterSpace. https://outerspace.es/explorac...
De Jorge Gama, J. (2016, 30 mayo). Mira cómo la NASA expande la casa hinchable espacial en 25 segundos. Diario ABC. https://www.abc.es/ciencia/abci-mira-como-nasa-infla-habitacion-espacial-25-segundos-201605301100_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.abc.es%2Fciencia%2Fabci-mira-como-nasa-infla-habitacion-espacial-25-segundos-201605301100_noticia.html