A veces las palabras no bastan para materializar los pensamientos, para dar forma a las ideas, emociones y pulsiones; a veces solo necesitamos un refugio y la música puede ser uno.
Adalberto de Jesús Tovar Gómez tiene claro que la música va, incluso, más allá al ser un estilo de vida, y como tal, lo aceptó desde hace más de dos décadas; lo aceptó con sus pros y contras y lejos de arrepentirse, está convencido que quiere hacer de ella su aliada durante toda su vida.
El músico y compositor, oriundo de esta ciudad zapatera, tuvo su incursión en la música casi de manera natural. Su padre formaba parte de un grupo versátil y en casa había un piano; así, Adalberto tuvo su primer acercamiento a éste durante su infancia.
“Mi primer acercamiento a la música fue por mi familia. Mi papá es músico y mi abuelo materno, aunque no es músico, tenía una gran afición por la ópera y era fotógrafo; entonces, probablemente a raíz de verlos, surgió adentrarme en eso (...) Empecé a estudiar piano en lo que era el Centro de Estudios Municipales de León, que después evolucionó a la hoy Escuela de Música. Tenía 5 años cuando empecé a estudiar con el maestro Álvarez Palomino, quien curiosamente hoy trabaja en la Banda de Música del Estado que hoy estoy dirigiendo”, menciona.
A los 13 años comenzó a tocar en grupos versátiles a la par de continuar con su formación académica en música; pasados los años llegó el momento de elegir una licenciatura y fue entonces que aplicó un gran plot twist al optar por matricularse en Derecho en la Universidad De La Salle Bajío.
A simple vista parecería una decisión extraña, pero no para él. Lo tenía claro. Al ser cuestionado al respecto señaló que la Filosofía es una disciplina que le apasiona pero no solo quería absorber todo el conocimiento que ésta le puede dar, sino aplicarlo; de ahí que las leyes fueran su opción.
“Quería una aplicación práctica de lo que verdaderamente me apasiona, que es la filosofía; pero era simplemente más pragmático estudiar una carrera humanista que tuviera fuerte impacto filosófico y tuviera aplicaciones súper específicas (...) Es como el paralelismo entre estudiar matemáticas e ingeniería”, refiere.
Pero, quizá sin tenerlo en mente, esta carrera le daría una amplia gama de herramientas para su futuro como músico y gestor; porque aunque él decidió estudiar Derecho, siempre supo que lo suyo era la música y que quería dedicarse a ésta toda su vida.
“Creo fundamentalmente que todo lo que aprendes, todo lo que sabes, todo lo que eres, impacta de manera fundamental en el tipo de músico y artista que eres, y en ese momento comencé a pensar que sí quería ser músico, pero sobre todo quería ser artista”.
Así, poco después de licenciarse en Derecho tomó maletas y migró a la cercana ciudad de Guanajuato capital para comenzar una nueva etapa, una nueva aventura. Comenzó sus estudios en la licenciatura en Composición en la Universidad de Guanajuato y gracias a su experiencia y formación académica aplicó varias materias a título de suficiencia para, de manera más rápida, concluir la licenciatura.
Fue en este nuevo brío donde conoció a más gente del medio y comenzó a estrechar relaciones con músicos y a abrirse paso en la composición, que tanto le apasiona. Fue entre los 22 y 23 años cuando se estrenó una obra suya en el Festival Internacional Cervantino y de ahí comenzaron a llegar más solicitudes; comenzó a ir a talleres fuera de Guanajuato, como Morelia y Ciudad de México.
Durante tres años fue gerente de, quizá, la orquesta más importante del estado: la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, OSUG. Ha compuesto obras que se han estrenado en otros países y año con año se ha abierto camino en el medio musical nacional.
Sobre su proceso creativo, comparte que ha evolucionado aunque tampoco es de la idea de que existe un solo proceso para crear música.
“Hay muchas técnicas, muchas formas dependiendo de las necesidades expresivas”. A solicitud de conceptualizarlo, lo define en los siguientes pasos:
1.- Imaginar al margen de cómo lograrlo, engendrar esa primera idea primigenia.
2.- Analizar el producto de tu imaginación, ver su potencial para comenzar a desarrollarlo a través de la técnica. Desarrollar técnicamente su estructura y forma.
3.- Retroalimentar. Citando a un maestro menciona que “la goma es mucho más importante que el lápiz”. Es entrar en un proceso de estilado que puede ser doloroso, ya que estás borrando tus ideas.
Una vez que este proceso concluyó, es momento de entrar a uno más donde comienza la gestión, saber quién interpretará la pieza, en qué lugar; es comenzar a relacionarse con otros artistas e instituciones.
Es justo por todo lo que engloba este proceso creativo y de gestión que Adalberto señala que muchas de las instituciones cuya vocación es la música han sido o están siendo dirigidas por compositores.
“Voy a tomar como punto de partida que desde que se fundó el Conservatorio Nacional de Música (fue dirigido por un compositor), con Carlos Chávez empieza realmente la escuela en México y es curioso que la mayoría (de las personas que han estado al frente) son compositores. Muchas veces me he preguntado ¿por qué Carlos Chávez, Revueltas, Moncayo y muchas personas que están al frente de instituciones culturales son compositores?, y respondo que seguramente es porque los compositores una vez que terminamos el proceso en soledad nos vemos forzados a autogestionar cosas, si tú no lo llevas algún lado nadie lo va a tocar, nadie está esperando, nadie va a ir a tu puerta a decirte «oye, ¿tienes una obra que nos vayas a dar?»”, señala.
Es así que, forjando una disciplina y autogestión que lo ha orillado a procesos administrativos, Adalberto ha sabido adaptarse al mundo artístico en León y México, consolidándose como uno de los músicos y compositores más prolíficos de la región.
Y en una completa apertura menciona que tiene piezas que una vez que son interpretadas prefiere guardarlas, pero hay otras a las que les toma un cariño especial, tal es el caso de Invitaciones acústicas, una pieza de 18 minutos para orquesta que escribió con motivo de los 65 años de la OSUG y que fue interpretada por ésta en el Teatro del Bicentenario en un programa bajo la dirección de Roberto Beltrán Zavala, repertorio que también integraba piezas de Strauss y Mahler.
Otra pieza a la que le tiene mucho aprecio es la que recientemente compuso, Alba, un dueto para violín y violonchelo basado en textos de Efraín Huerta que se estrenó hace un par de meses con la interpretación de Daniel Rowland y Maja Bogdanović.
“Ese estreno fue muy satisfactorio (...) de repente me escriben hace dos meses y me dicen que el estreno va a ser en mayo, me invitan y estaba muy nervioso porque no la había escuchado, no fui a ensayos ni nada, pero escuchar tu música de manera tan cuidada, con tanta seriedad y con un nivel de perfección técnica tan profunda, no había una sola cosa que yo haya escrito que no la tocarán y no solo eso, se adentraron muy a profundidad en toda la estética.
Una noche antes que estuvimos cenando me empezaron a preguntar «oye y el poema de qué trata, queremos oírlo». Entonces para mí fue muy muy especial, normalmente te queda esa sensación de «bueno, sí está padre, pero tal vez esto», con ellos no, todo estaba, fue muy impresionante cómo se adentraron, cómo entendieron, realmente me escuchaba en ellos”, comparte.
Recientemente, Adalberto fue nombrado director de la Orquesta Sinfónica Pinto Reyes, OSPIR; cargo que desempeña a la par de ser director de la Banda de Música del Estado. Y en este nuevo reto tiene claro su objetivo “que la OSPIR esté mejor cuando me vaya que cuando llegué” y aunque aclara que no es porque la calidad musical sea mala, está consciente de que siempre hay aspectos por mejorar.
“Espero que los chicos que están ahí aprendan, que sea un semillero para orquestas profesionales, que realmente generemos repertorio, que podamos dar conciertos de calidad, que podamos generar una programación constante que sirva al público leonés, al público del estado y que tenga un futuro al margen de mí, al margen de las autoridades actuales, al margen de lo que sea”, precisa.
Así, con este nuevo proyecto, el músico y compositor también busca darse un espacio para vivir tranquilo, quizá bajar un poco a la intensidad con que lleva su carrera para disfrutar el momento que vive porque si de algo está seguro es que…
“Voy a estar haciendo música toda la vida, voy a componer toda la vida, con o sin beca, con o sin encargos, voy a componer y voy a vivir de esto toda mi vida; porque me gusta y porque creo en ello”.