“Antes de la literatura me acerqué al libro impreso, porque mi papá es tipógrafo. Es maestro tipógrafo y me encantaba estar con él en la imprenta, escribiendo, bueno, formando los tipos, haciendo desde tarjetas de presentación y demás. La literatura me llegó tarde porque soy disléxica. Entonces escribir me costó mucho trabajo, aprender a leer y a escribir me costó mucho”, nos cuenta Ana Paulina en entrevista con Revista Cultural Alternativas.
La dislexia no fue un impedimento, pues aunque físicamente este tema le dificulta la lectura y la escritura, las historias pudieron más y escuchar de qué hablaban los libros la atrapó; así, se esforzó por disfrutar de este mundo de palabras y relatos.
“Tengo una hermana mayor que leía mucho y me contaba todas las historias que leía. Entonces, en realidad me llegó por un lado la literatura del relato, del relato oral. Ya en la secundaria fue muy chistoso, porque nos dejaron leer Colmillo Blanco, que yo no leí, pero cuando mis compañeras lo estaban contando, yo dije, ¿cómo no leí este libro?, me daba de topes”.
Aunque ya estaba atada a la lectura, Ana quería ser actriz, así que estudió teatro, pronto se dio cuenta que lo suyo no era la actuación, pero con la dramaturgia descubrió que escribir era algo que la apasionaba.
“Yo estudié teatro. Estuve en la escuela de Héctor Mendoza y Julio Castillo. Pensé que iba a ser actriz, pero no, en el camino me di cuenta que soy muy tímida para hacer teatro y que lo que me gustan son las historias. Del teatro lo que me gustaba era poder armar estas historias. Tuve dos maestros que fueron definitivos: Jaime Chabaud, el dramaturgo que nos daba análisis de texto y nos dejaba leer muchísimo, y Osvaldo Dragún, que nos daba dramaturgia; ahí fue cuando entré al mundo de la escritura”.
Ana vino a Guanajuato a los 20 años para tener a su primer hijo, cambiar de aires, del tumultuoso ajetreo de la Ciudad de México a los coloridos callejones de Guanajuato.
“Como mamá no tenía mucho tiempo de estar en el mundo, afuera, entonces empecé a leer mucho. Ya era una lectora pero empecé a leer más y empecé a escribir como una forma de necesidad de comunicar, (estaba) en un mundo que no era mi mundo, no tenía a mis amigos, no tenía a mi familia, entonces empecé a escribir. Tuve la beca a los 21, la primera beca PECDA en cuento”.
Así fue como sus historias llegaron a Palabras Germinales, una publicación de Ediciones La Rana, en el 2001.
“A mí estas becas me gustan, no por el estímulo, que creo que es bueno, es una forma que necesitamos. Pero sobre todo porque uno empieza a creérsela. Alguien vio algo aquí bueno en lo que escribí, entonces te la crees. Y ahí empecé a escribir”.
Para Ana Paulina es muy importante que los nuevos autores busquen primero ese tipo de convocatorias, que pongan a prueba sus textos y así comiencen a ganar confianza en su propio trabajo.
“Creo que un libro tiene que pasar por lo menos un año en convocatorias de premios, lo vas metiendo y metiendo. Si no sale, entonces busca la publicación. Uno sí tiene que promoverse, a veces como que da pena y demás, pero nadie va a llegar a decirte «oye, qué bueno eres, me gusta tu libro». Ni modo, si te quieres dedicar a escribir, busca las editoriales, por supuesto las editoriales independientes, las pequeñas”.
Pero antes de entrar de lleno al mundo literario, Ana seguía con el teatro, intentando crecer en esa disciplina.
“Yo seguía haciendo teatro pero como promotora, como gestora. Hice varias emisiones del Festival de Teatro Áureo en Guanajuato, de Siglo de Oro. Fui coordinadora del festival, también daba talleres de teatro. Soy docente, eso sí es mi carrera, soy docente de secundaria y preparatoria. Entonces iba como muy de la mano”.
Fue después que, con la invitación de Jorge Olmos, formaron la editorial Los Otros Libros, a través de la desaparecida Editorial San Roque. Un trabajo que mantiene hasta la fecha y cuyo objetivo es publicar y promover a los autores guanajuatenses.
“Tengo dos objetivos muy claros en la vida. Uno es promover el arte y la cultura, y otro, que creo que es el mismo, pero con la formación de públicos y la formación de escritores. Tal vez no a través de mí exactamente, pero sí promover la lectura, para mí eso es lo más importante y por eso soy docente”.
En estos años como editora y escritora, Ana Paulina Calvillo ha podido medir el panorama literario sobre qué se escribe en el estado.
“Creo que hay como dos olas. Los escritores que ya tienen muchos libros publicados, pero que curiosamente no salen de Guanajuato, que han hecho su vida en Guanajuato y que no les interesa publicar fuera de Guanajuato, que hablan sobre todo de cuestiones melancólicas, de sus recuerdos, tienen una línea muy muy marcada. Y están estos otros autores jóvenes que son irreverentes, que no les da pena decir, pueden hablar de la sexualidad, pueden hablar de la verruga que les sale en el estómago, de cualquier cosa y también de problemas sociales, está esta nueva generación ya tomando estos temas”.
Actualmente, con tres libros publicados y un extenso trabajo editorial en la literatura estatal, Ana Paulina Calvillo continúa su trabajo como docente, combinándolo con su formación como escritora a través de talleres; una autora comprometida con la formación literaria a través de la difusión y promoción en las letras guanajuatenses.