INSTITUTO CULTURAL DE LEÓN

Chrivan Ramher. La inspiración es el movimiento

Exploración, descubrimiento, conoce la trayectoria artística de Christian Ramírez
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Edgar Aguirre
Siempre he puesto mi interés en la parte lúdica de las cosas, es algo que me mueve bastante y ahora ya lo tengo un poquito más identificado, la parte experimental y de los procesos; la parte divertida de crear siempre ha sido una motivación para mí. Y justo ahora estoy aprendiendo a desaprender cosas que yo creía que eran importantes.

Christian Ramírez Chrivan es un artista leonés dedicado especialmente a la danza y las artes escénicas —bailarín, coreógrafo y director creativo—, pero con una amplia e inagotable curiosidad que le ha llevado a involucrarse con diversas y contrastantes disciplinas y posibilidades de creación, lo que le ha permitido, además, reinventarse constantemente.

Él mismo se considera como una persona ecléctica, alguien que mezcla muchas cosas en cada una de sus etapas; “mi interés está en muchos lugares al mismo tiempo”, comparte con Alternativas.

“Siempre he sido una persona curiosa, efectivamente; siempre me ha gustado estar involucrado o enterarme de cosas que aparentemente no son, como que no están conectadas con lo que yo hago o lo que soy, pero eventualmente voy integrándolas a mi proceso, y pues sí, no sé cómo podría definirme, pero estoy en un momento bien específico, porque justo estoy intentando cómo no ser otra persona, pero sí cómo abrirme a descubrir otras cosas nuevas, cómo sorprenderme”.

Es el mayor de tres hermanos, quienes crecieron con una vida muy ligada a actividades relacionadas con la cultura de la educación física y el deporte debido a las convicciones de papá y mamá. De familia, indica, procede de lugares tradicionales en temas profesionales, sin contar con claros referentes artísticos; una cancha de fútbol, una alberca o un gimnasio, más bien, fueron espacios asiduos desde su niñez hasta la adolescencia, estimulación que, no obstante, considera, le ayudó a entrar mucho más fácil al mundo de la danza.

Integrado en competencias deportivas y objetivos puntuales, él estaba convencido de que ese camino no era suyo; por otro lado, la expresión corporal ligada al tema artístico sí lo fue. Recuerda que de niño disfrutaba bailar en fiestas o reuniones, aunque fuera poco común que los varones lo hicieran. Formó parte, además, de una generación donde predominaron realities televisivos enfocados a la formación artística que incitaban, por ejemplo, a querer ser cantantes y salir en la TV; por supuesto eso también llegó a llamar su atención.

“Recuerdo que antes había en TV Azteca un programa de niños y yo llegué a ir; fui invitado de conducción de un día. Y como que siempre tuve el deseo como de una cuestión más expresiva, comunicativa o artística, de creación, pero fueron muy pocas las experiencias que tuve de niño donde realmente pude desarrollar esa parte. Eso vino hasta después”.

Fue en secundaria que comenzó este acercamiento cuando se topó con un grupo de baile dentro de su escuela; en primer año era solo para chicas y únicamente observaba, pero fue en segundo que el grupo comenzó a aceptar varones, esa fue su oportunidad. A partir de ahí experimentó la pasión por el baile, dedicándole gran parte de su tiempo e iniciando así una etapa personal de grandes aprendizajes, misma que se vería complementada con su participación, durante varios años, como integrante de un grupo de boy scouts.

“…Esa parte también la agradezco mucho porque aprendí a trabajar en equipo, y me gusta trabajar en equipo. Muchos de los procesos en los que después he estado involucrado, a nivel artístico y cultural, tienen que ver con saber trabajar en equipo; entonces como que conecto mucho esas memorias de niño con lo que estoy viviendo ahora, o sea, formar equipos, comunicar ideas, dirigir, tener ciertos objetivos”.

A partir de ese descubrimiento en secundaria, menciona, “ya no dejé de moverme…”. En la prepa formó parte de la porra y de un taller de teatro, prácticamente toda su atención y energía se dirigieron al tema creativo. Aún así no había decidido lo que haría en un futuro: Historia del arte, Diseño o Danza, finalmente fueron las artes escénicas las que ganarían esta contienda.

En el último año del nivel medio superior, alrededor de los 17 años, Christian llegó a la Compañía de Danza Contemporánea de León de Sylvia Salomón y Juan Caudillo; de a poco se involucró en un mundo más profesional. Ahí tuvo la oportunidad de presentarse en el Teatro Manuel Doblado, la primera de ellas, según recuerda. Su conexión con el arte fue orgánica; gracias a sus claras habilidades y características, fueron ellos quienes le recomendaron seguir por ese camino, presentándose así la opción de irse a estudiar a la Escuela de Danza de Mazatlán, de donde egresó como licenciado en Danza Contemporánea.

Un nuevo proceso inició para Christian. Lejos de su familia y amigos, el arte y la danza comenzaban a establecerse de manera seria en su vida, un mundo desconocido se abrió delante de él, confrontándolo a todo para darse cuenta de que había encontrado su camino. Actualmente, valora y destaca el hecho de que existan esfuerzos por proteger y formalizar mucho más el quehacer artístico, los procesos y metodologías que se encuentran detrás de cada obra que llega a las y los espectadores.

“Gran parte de cuando te sumerges en un tema o en alguna situación, desde un proceso artístico, tienes que investigar muchísimo y es un montón de tiempo, necesitas una metodología también y apoyarte en un montón de cosas. Sí es mucho más intenso de lo que la gente podría pensar, porque luego a veces uno pues nada más se topa como con la obra, ¿no?, y ya, hasta ahí queda, como espectador, para usted. Pero detrás de eso, hay muchos procesos”.

Después de la universidad, colaboró alrededor de cuatros años con la Compañía de danza contemporánea tumaka’t, en Mérida, una experiencia que atesora debido a todas las posibilidades que ello le brindó, enriqueciendo su formación y permitiéndole dar un paso más en su camino profesional.

“Esta compañía apuntaba hacia otro lugar, hablar de otras cosas, incluso otros formatos, porque la directora era mitad catalana y mitad guatemalteca; era una compañía no muy grande, de cinco o seis bailarines, máximo. Eran dos bailarines venezolanos y una panameña, entonces había un mix cultural bien interesante. Era otro feeling, no sé cómo explicarlo. Y pues también había muchísimo intercambio con extranjeros, entonces todo el tiempo era mucho intercambio de pensamientos, de ideas, de visiones, de perspectivas. A mí eso me estimuló muchísimo, me gusta mucho estar en ese tipo de espacios donde hay muchas visiones”.

Atravesando una nueva etapa de transición y después de haber estado en distintos lugares, en 2017 regresó a León cargando ya en sus manos con La Party Project, proyecto que creó junto con una amiga y que surgió a raíz de un diplomado coreográfico; la plataforma multidisciplinaria que promovía el arte-fiesta como punto de encuentro cultural era toda una experiencia que cobró vida y echó raíces en la ciudad.

De ello surgió un nuevo reto: Suxi Nox, personaje drag y alter ego de Christian. Esta metamorfosis, que comenzó como algo casual, llegó a lugares insospechados por su propio creador, adentrándose en infinidad de lenguajes que engloba el concepto, un trabajo complejo pero enriquecedor.

“Es un regalo que me hago a mí, como que mi personaje es un regalo para mí y no para los demás; lo envuelvo, lo lleno, lo construí con las cosas que más me gustan y decir «wey, me encanta tenerlo», y cada vez que le doy vida, neta, lo disfruto mucho porque está lleno de las cosas que me gustan, que amo, que me generan placer y diversión”.

La necesidad de seguirse moviendo es fiel y constante, por ello decidió salir de Guanajuato: “en este momento tal vez las conversaciones que yo necesito no se están generando aquí”; así decidió mudarse a Ciudad de México y buscar un cambio, generar un choque e intercambio de ideas y energías en un espacio más diverso para encontrarse de nuevo.

“…Ahora estoy como en busca de otra cosa, otra fuente, otra inspiración, no sé, otra gente. Y por eso estoy asumiendo el ejercicio de la paciencia, es decir, «güey, calma, es lo que quieres, date chance de que suceda; no corras». O sea, estoy en el proceso de respirar, permitir que esas energías vayan entrando poco a poco”.

Actualmente se encuentra colaborando en diversos proyectos, muchos de ellos enfocados en las disidencias sexuales; y aunque no necesariamente sea la cara del proyecto, busca que éste suceda, apoyar ideas y compartir su conocimiento y experiencia.

“Mi necesidad es más bien guiar, no decirle a alguien qué hacer, nunca he sido fan de decir «hazlo así». Hay muchos maestros que sí, en mi caso, a mí eso no me interesa. Siento que más bien pongo al servicio del alumno, del aprendiz o de la persona las herramientas que yo conozco, y te las comparto y tú las usas como a ti te conectas. Y te mandas. Una de las cosas que a mí me interesa mucho es la autonomía, generar una autonomía, que realmente tengas la capacidad de poder moverte dentro de tu propio universo.

Creo que el hecho de que yo me haya ido de Guanajuato y después haber regresado, e ir y venir, ese intercambio energético, de gente, de red y de todo, el hecho también de estar acá es conocer gente nueva y, eventualmente, esta gente que conozca, si regreso a Guanajuato, esa gente va a ir, la voy a invitar, se genera un intercambio al final de espacios, de territorios, de gente, de disciplinas, entonces también como que esa es mi finalidad”.

Bien como productor, director o ejecutante, la idea es siempre hacer arte: “la materia es el cuerpo y el movimiento”, a ello puede llegar a mezclarlo con áreas de gran interés como quizás la foto, el video, el diseño o hasta el fanzine —mismo que busca próximamente desarrollar—, entre muchas otras opciones. Por ahora, gran parte de su proceso se centra en escuchar y descubrir hacia dónde ir.

Edgar Aguirre Edgar Aguirre

Comunicador con experiencia en producción televisiva y desarrollo de contenidos sociales y culturales. Se ha desempeñado en áreas de Comunicación y RRPP en asociaciones civiles y empresariales. Aprendiz de poeta y músico.