Originario de Colima, es el hermano mayor, a quien le siguen su gemelo (siete minutos menor) y su hermana. Gabo y su hermano fueron educados —malcriados, asegura él— por sus abuelos, ya que su madre debía salir a trabajar; sin embargo, destaca una niñez feliz y llena de amor.
“Mi mamá a los 7 años me enseñó a bailar rock and roll; me enseñó a bailar porque yo creo que veía en nosotros, porque mi hermano también estuvo metido en la danza, creo que veía que teníamos ritmo y aparte éramos muy simpáticos. Entonces, mi mamá empieza como así de «ven, te voy a enseñar, y vamos así, aquí me vas a dar una vuelta»; y nos enseña a bailar”.
En su contexto, siempre vio a su madre como una amante de la danza y del baile, pero nadie de su familia estaba involucrado con el arte de manera formal. Fue en secundaria que llegó un acercamiento directo a la danza folclórica, a través de su clase de Educación artística; finalmente descubrió que había algo en el folclor mexicano que le llamaba y hacía emocionar. Ahí mismo, poco a poco, surgió en él la afinidad y el gusto por la dirección, sintiendo la necesidad de quitarle lo plano a la danza; llegaba así un fuerte deseo por innovar y crear.
Ya en la preparatoria se integró al grupo folclórico representativo, dirigido por el maestro Salvador Dávila, reforzando su pasión y gusto por todo lo que englobaba un espectáculo. Esto lo llevó hasta el escenario de Bellas Artes, representando a Colima, junto a una de sus compañeras, en un montaje donde participaron bailarines de otros estados y preparatorias: “ahí confirmé que era lo que quería hacer”, comparte con Alternativas.
Al terminar sus estudios de educación media, Gabo entró a trabajar como auxiliar contable, dejando de lado todo lo demás; un año transcurrió de esa manera hasta que el papá de su hermana lo convenció de continuar con la licenciatura. Inició sus estudios de Ciencias Políticas, carrera que en poco tiempo cambió por Administración Pública, de la cual, finalmente, egresaría fascinado. Por supuesto, su paso por la Universidad de Colima estaría también ligado al tema cultural.
“La primera vez que vi al ballet de la Universidad de Colima como universitario, vi lo que era realmente un show folclórico. O sea, imagínate ver a un coro vestidos de folclóricos, con un mariachi, con la música prehispánica, con los bailarines, o sea, todo, todo, todo lo que yo quería y que nunca lo había visto. Me dije: mira qué bonito, qué bonito que el grupo del mariachi de la Universidad de Colima no solamente tiene sus shows, sino además le toca en vivo al ballet. Y el grupo de música prehispánica, le toca la música prehispánica al ballet. Y el grupo del coro, que es un coro divino, el coro de la Universidad de Colima, son los que hacen, juntos, un ensamblaje artístico, una obra artística completamente maravillosa. Y ahí fue donde dije, sí, esto es. La vida me daba empujones otra vez hacia la danza, hacia el show, hacia todo esto”.
Su formación dancística continuó durante la universidad, adquirió, de la mano de Rafael Zamarripa, conocimientos y técnicas muy diferentes en el mundo del folclor; esta experiencia, aunada a su formación inicial, le permitió navegar entre la tradición y la innovación, fusión que actualmente sigue rigiendo prácticamente toda su labor artística.
Una vez concluida la licenciatura, Gabo comenzó a dedicarse de lleno a las ventas en el ámbito de las comunicaciones, dejando de lado el arte. Su desarrollo laboral y su vida amorosa fueron factores que lo llevaron a mudarse a León, hace poco más de 15 años; esto le permitió descubrir un entorno cultural rico y diverso, como la Muestra de Danza Folclórica, que lo inspiró a retomar su relación con la danza.
“En septiembre voy a la Muestra de Danza y empiezo a ver una cosa maravillosa, que era un chorro de grupos folclóricos durante toda una semana, en el marco de las fiestas patrias, y decía qué padre, qué bonito este espacio. Y además me encantó eso de toda la gente alrededor de la Fuente de los Leones, todos sentados con la majestuosa Casa de la Cultura de fondo, era maravilloso. Terminaba yo de trabajar y córrele al Centro, porque sabía que iba a haber danza folclórica, y pues sí, vi muchos grupos, había de todo, muchas corrientes de folclor y me llamó mucho la atención que ninguno de ellos se parecía de donde yo venía”.
La llegada de Gabo a nuestra ciudad marcó un nuevo capítulo en su vida. Al poco tiempo se integró al Ballet Folklórico Magisterial de León, bajo la dirección de los maestros Lula y Toño Aguirre, y posteriormente al Ballet Folklórico Masehualistli, a cargo del maestro Juan José Cercado, donde debió adaptarse a nuevas formas de hacer las cosas, además de otros aprendizajes que enriquecieron su formación.
Diversas situaciones le llevaron a abandonar ambas agrupaciones, la más fuerte: la enorme inquietud de ampliar sus posibilidades creativas; lo que se vería reflejado en la creación de una nueva agrupación dirigida por el propio Gabo. Así, en enero del 2011, nació el Ballet Folklórico Tlen Touaxca.
“Empezamos con cinco personas, cinco personas que nos siguieron, y no lo hice solo. (Tlen Touaxca) lo hice con Dani Saldaña y con dos que tres maestras que ya no están en la danza; pero al final el liderazgo se quedó entre nosotros y lo hicimos. Es el que se mantiene, Dani es el director artístico, yo soy el director general. Dani trae una corriente y su formación es muy antropológica, histórica, le encanta la investigación, le encanta adentrarse a esta parte del sentido de cómo era, le encanta la historia. Él es dentista, chef, tiene muchas carreras, pero la historia es su pasión. Y yo era completamente lo contrario, entonces, logramos hacer un match perfecto, porque él es mi freno en muchas cuestiones creativas, porque al final la danza folclórica tiene una línea tradicional y debe ser tradicional, entonces Dani es mi freno en muchas cosas; y ese fue el complemento perfecto”.
Aunque al principio pensó que el proyecto sería temporal, Tlen Touaxca se convirtió en una parte fundamental de su vida y en una plataforma para la innovación en el folclor mexicano. Su primera presentación se realizó en abril del mismo año, durante una fiesta privada, contando ya con ocho parejas; y en septiembre, la Muestra de Danza Folclórica.
“Tres años después de que yo la había visto por primera vez en León, llega el momento de participar en la Muestra de Danza. Para mí era muy importante. Y sigue siendo, para mí, o sea, que el Teatro Juárez, que Bellas Artes, que nada, para mí, el escenario al que yo le tengo un respeto es la Muestra de Danza que organiza el ICL. ¿Por qué? Porque es donde todos los folcloristas nos juntamos, porque es un gran foro que es de nosotros los folcloristas. Entonces, para mí merece un respeto total y absoluto. Entonces llega (la Muestra de Danza), yo ya tenía 12 parejas en acción, era mi primer momento, era mi forma de decir «hey, ya llegué, aquí estoy»”.
La misión del grupo no solo ha sido representar el folclor mexicano, sino también explorar nuevas formas de presentarlo, desafiando paradigmas y enriqueciendo la tradición. El crecimiento ha sido constante, después de 13 años se puede hablar de grandes éxitos: giras nacionales e internacionales, la generación del Centro Cultural Tlen Touaxca, ocho ediciones del Encuentro Internacional de Danza Folklórica Celebrando lo nuestro, una marca de productos como calzado y vestuario, entre otros. “Quería llevar folclor mexicano a donde fuera, pero también, en el fondo, quería dignificar la danza folclórica”, asegura Gabo.
El camino recorrido no ha sido fácil y aún hay mucho por hacer. Darle el valor y la posición que merece la danza folclórica requiere del compromiso y la disciplina de todos los involucrados, profesionalizarse, estar abiertos a nuevas posibilidades y al trabajo conjunto: “quien no visualiza la danza folclórica como un espectáculo, no va a pasar de dormir gente”, destaca enérgicamente.
“Cómo hacerle para que la gente siga interesándose por el folclor: evolucionando. No hay otra forma. Y evolucionando con elementos que los demás están haciendo. Ese es el mensaje que quiero transmitirle a las nuevas generaciones de maestros. Sí, la parte tradicional, pero porque tú le pongas una buena iluminación a tu espectáculo no quiere decir que ya no eres tradicional. El que tú le quieras meter no le va a quitar la esencia del folclor. No pasa nada. Y tampoco te va a limitar como creativo, porque ante todo los maestros de la danza, todos los que estamos aquí, somos creativos. Entonces, que no te limite nadie a la hora de crear y a seguir trabajando”.
Actualmente, Gabriel dedica toda su energía y tiempo a sus proyectos creativos y artísticos, confirmando así que es posible vivir del arte y la cultura, con las complicaciones que todas las carreras implican; para él, la disciplina y el arriesgue forman parte fundamental para el éxito, así como el respeto, la pasión y el valor por lo que se hace.
“Siempre cuento la historia de cuatro niños que llegaron a aprender a bailar, dos de ellos eran excelentes y dos de ellos eran macheteros. Y a los que eran excelentes, sus papás, por castigo, los alejaron de la danza. Y hoy día estas dos personas están perdidas en el mundo de las drogas, y los dos que se quedaron son excelentes personas para la sociedad. Entonces, imagínate, si yo hago un teatro en algún momento o hago un foro o hago crecer el Centro Cultural y tengo los medios, me encantaría que fuera un espacio gratuito al 100%, para que la gente se salve, para que la gente tenga donde ir a expresarse, de cualquier forma. Pero para que eso suceda, también la gente tiene que saber que te puedes ayudar y que puedes vivir de esto, de hacer lo que te gusta”.