INSTITUTO CULTURAL DE LEÓN

Influencia en México de la caricatura japonesa

El poder sutil de la cultura popular de Japón que el anime conlleva y su trascendencia en nuestra comunidad
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Edgar Aguirre
No es casualidad que la cultura japonesa tenga gran influencia en México y en prácticamente todo el mundo. El anime y el manga han sido herramientas indispensables para lograr que las costumbres del país del sol naciente cuenten con tan increíble popularidad.

Para entrar en el tema habrá que considerar el entendimiento de dichos términos. Pues bien: “Anime, abreviación de la palabra animation, es el término que recibe la animación de origen japonés y que congrega a todos los dibujos animados de procedencia japonesa. Por su parte, el manga es el equivalente japonés de los cómics norteamericanos…”; encontrando de ambos una enorme variedad, para diversos públicos y con relatos igualmente plurales.

Su historia es extensa; se habla de que el origen del manga se remonta al año 1600 con los denominados Taboe, cómics que satirizaban al grueso de la ciudadanía y que buscaban representar costumbres y vida cotidiana de sus protagonistas. El ánime, por su parte, y a raíz del propio manga, surge a principios de 1900, sin embargo su auge y expansión se daría después de la Segunda Guerra Mundial.

En México, se tiene registro de que dichas manifestaciones arribaron en 1970, siendo la televisión el principal medio de difusión. Astro Boy es considerado el primer ánime en el país, creación de Osamu Tzuka, nombrado el padre del manga moderno. Respecto a las publicaciones impresas, fue hasta los años 80 cuando comenzaron a aparecer diversos títulos de obras japonesas.

El boom llegaría en la década de 1990 con la aparición de series como Sailor Moon, Los caballeros del zodiaco, Supercampeones, Las aventuras de Fly, Dragon Ball, Neon Genesis Evangelion y Mazinger Z, por mencionar algunas, a las que más tarde —ya en el siglo xxi— se agregarían grandes éxitos como Digimon y Pokémon.

Anime y manga han sufrido de contratiempos en muchas partes, incluido nuestro país; muchos de ellos, quizá hasta la fecha, son considerados inapropiados, censurados e incluso satanizados sobre todo por sus temáticas, especialmente aquellas historias con contenido violento (seinen, gore) y sexual (josei, hentaiyuri, yaoi, hideyoshi―).

No obstante, hoy en día su popularidad es inmensa, “...en el 2018, la industria del anime creció un 171% en lo que se refiere al mercado internacional, estableciéndose como uno de los géneros de entretenimiento más importantes para el público a nivel mundial”, asegura un artículo del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África de la UNAM.

Es más que evidente su aceptación e influencia, a partir de estos se han desencadenado desde cuestiones sociológicas y culturales, hasta políticas y, por supuesto, económicas. A través de un análisis, el sitio SciELO México, hemeroteca virtual desarrollada por la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información de la UNAM destaca:

“Japón es uno de los países que más ha difundido su cultura popular como medio para poder establecer relaciones políticas y económicas internacionales, un modelo de softpower al que se le conoce como “el milagro asiático”. Todo el fenómeno que se forma alrededor de la cultura popular basada en el anime y el manga es un gran ejemplo de cómo Japón ha sabido aprovecharlo para fomentar el interés de las personas por su cultura, más allá de sus grandes compañías, como una forma de crear vínculos económicos con el exterior. En la actualidad, Japón constituye un modelo para otros países asiáticos en torno a dichas comunidades de fans. Este trabajo es un recuento de la formación de esta cultura en Japón y su posterior despliegue hacia otros contextos hasta llegar a México, en donde los individuos se apropiaron de ella y le imprimieron un carácter propio, sin perder por ello su cercanía con Asia”.

Convenciones, expos (La Mole y la TNT Expo Manga Cómic perfiladas entre las más grandes e importantes del país), caminatas, días conmemorativos, foros en Internet y plazas especializadas son algunos de los espacios que han surgido y popularizado en gran parte de México, sobre todo en la CDMX, y con ello la creación de una extensa y arraigada comunidad, la denominada cultura otaku, de la que cada vez se habla más y que, también, suma gran número de adeptos día con día, dando vuelta a la carga despectiva que poseía dicho concepto.

Un sin número de versiones de videojuegos, figuras de colección, películas, música, el cosplay (representación de un personaje) y hasta la comida misma, basados en animes y mangas, son productos y/o actividades que también han sido utilizados para la expansión de la cultura popular asiática, suceso que en el ámbito es llamado como Cool Japan, y que no es más que el mismo modelo que busca ubicar al país como un centro de moda y vanguardia.

Es imposible negar que este fenómeno, y todo lo que de él se desprende, forma ya parte del imaginario colectivo de nuestro país; incluso, a través de la Expo TNT, se seleccionan representantes mexicanos para participar oficialmente en el Cosplay World Summit en Japón, evento patrocinado por su propio gobierno. Además, es evidente la influencia (poca o mucha, buena o mala) en el comportamiento de muchas personas, sobre todo en los más jóvenes; así como que se ha convertido en una herencia cultural (con todas las aristas mencionadas de por medio) que se nutre también por nuestras propias manifestaciones y necesidades.

Sin embargo, la gran comunidad alrededor del anime y del manga, la que se encuentra alejada de intereses como los políticos y los económicos, es decir, su fandom real, no busca —y encuentra— más que un espacio de verdadera libertad, un sitio que les brinde las posibilidades de expresión y convivencia que les beneficien también en la tan complicada construcción de la identidad; espacios donde, además de un asunto antropológico, converge, innegablemente, el arte.

Referencias

-Naileth Jiménez. (s.f.). Un ejemplo de interculturalidad: el anime en México. Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África. Universidad Nacional Autónoma de México Recuperado el 28 de octubre de 2022 de http://pueaa.unam.mx/multimedia/anime-en-mexico

-Karina Juárez Morales. (2020). Softpower Otaku: de Japón a la Ciudad de México. SciELO México. Recuperado el 28 de octubre de 2022 de https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2448-84882019000200149

-Josué Romero Quiroz. (s.f.). Influencia cultural del anime y manga japonés en México. Ensayo de grado obtenido no publicado. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Universidad Autónoma del Estado de México. Toluca, Edo. de México. http://ri.uaemex.mx/bitstream/...

Edgar Aguirre Edgar Aguirre

Comunicador con experiencia en producción televisiva y desarrollo de contenidos sociales y culturales. Se ha desempeñado en áreas de Comunicación y RRPP en asociaciones civiles y empresariales. Aprendiz de poeta y músico.