La comida, creo yo, debe ser sabrosa y sanita, algo que nos guste y nos nutra, que nos haga bien. Pero sin sacrificarnos por ello. Sin complicaciones, sin pretensiones. Hacernos la vida fácil es cuidarnos, amarnos y aprovechar el tiempo.
Para cuidar de mi “YO” del futuro, suelo prepararme con antelación. Cosas como ir a la compra una vez por semana, guisar por la noche, cocinar doble cantidad y congelar la mitad y confeccionar una buena cantidad de ciertos aderezos y salsas que seguramente usaré durante toda la semana, hacen que mis tiempos corran mejor.
Aderezos para ensaladas. En botellas de vidrio de ¼ de litro mezclo una buena cantidad de miel, mostaza amarilla, de Dijon o con semillas (à l’antique) a placer, sal y pimienta, jugo de limón y un buen chorro de aceite de oliva hasta casi llenar la botella, la sacudo con ritmo y la guardo en la alacena; lista para una ensalada express con las hojas, verduras y/o frutas que tenga a la mano. La vinagreta clásica es la reina de la simplicidad, una parte de jugo de limón o del vinagre que más nos guste por dos partes de aceite de oliva o aguacate, un poco de sal y una pizca de pimienta recién molida pueden, en un segundo, elevar a otro nivel hasta a un pequeño jitomate rebanado sin más. La mayoría de los aderezos funciona así, no hay ninguna necesidad de comprarlos en la tienda, en internet hay infinidad de recetas que podemos hacer y refrigerar y/o guardar por semanas.
¡Para aprovechar bien el tiempo nada mejor que detenerlo! Por eso me parece que una de las mejores maneras de conservar tanto el sabor como los nutrientes de los alimentos, es la congelación. Ahorra tiempo, energía, espacio, gas, utensilios, tiempo de limpieza y si llegan invitados puedo preparar algo muy rico en un momento.
Para congelar todo lo que guiso, prefiero usar esas buenas bolsas plásticas con cierre especial, son herméticas, limpias, gruesas y de tamaño regular. Las debo llenar a la mitad de su capacidad, cuidando de sacar bien el aire y cerrándolas a conciencia; las etiqueto siempre, porque pasado un tiempo, puede ser difícil reconocer su cara helada. Ya que el guiso se ha enfriado totalmente, pondré cada bolsita dentro del congelador de manera que queden una sobre otra y sobre la superficie plana de una caja, de otros paquetitos congelados, o contenedores (siempre plásticos, nunca de cristal o metal) que ya estén reposando en el glaciar. La idea es que podamos acomodar muchos paquetitos delgados y planos para que se conserven bien y aprovechemos todo el espacio disponible.
Para las carnes, primero que nada, hay que ir a la carnicería y comprar varios cortes distintos de carne que sean ricos y fáciles de trabajar, aquellos que se puedan freír o asar rápidamente como las chuletas ahumadas y sin ahumar, bisteces y costillitas. Otros que sean buenos para cocinar picaditos y bañados en salsa (de chiles, cacahuate, curry o mole) como la pulpa de res o la pierna de cerdo en cubitos.
Es una gran idea comprar una buena cantidad de carne molida, aprovechando que el carnicero nos puede limpiar perfectamente la porción de carne que le pedimos, podemos mezclar res y cerdo o pedirlas por separado y al llegar a casa preparar la carne molida con todos los ingredientes que queramos ponerle para un picadillo, hamburguesas, albóndigas o pastel de carne, excepto el huevo y el pan rallado (esos se añadirán una vez descongelados si es necesario) e inmediatamente congelamos en porciones de acuerdo con la cantidad que solemos emplear. En la misma carnicería o en la pollería podemos pedir pechugas de pollo, piernas, patas, muslos ¡y las vísceras! para hacer un caldo delicioso. Algunas pollerías venden también carne de pollo molida, muy fácil de preparar y tan versátil y barata como siempre ha sido el polluelo.
La pechuga de pollo y la falda de res son excelentes opciones para cocer una buena cantidad en la olla exprés, deshebrar y congelar en porciones pequeñas, listas para descongelar en dos minutos de microondas, hacer taquitos, sopes o flautas, para añadir a una pasta o ensalada o para aprovechar esa pasta de mole de la que venden en el mercado, a granel o en frasco, así, junto con un buen arroz (que igual y ya lo tenemos congelado) haremos un banquetito perfecto en cualquier momento.
Suelo guardar todos los caldos en los que se cocieron las carnes, pescados, mariscos o verduras, condimentados con su pedacito de cebolla, una puntita de ajo, un pedacito de zanahoria, dos pimientas gordas, una varita de apio, alguna hierbita de olor y solo un poco de sal para que quede realmente rico y sustancioso, y esté listo para cualquier sopa rápida bien hecha.
Las verduras y las frutas de temporada son baratas y están en su punto durante poco tiempo, así que podemos aprovechar para comprar varios kilos y procesarlas cociéndolas, haciéndolas puré, y luego congelándolas. Hacer un recaudo de jitomate molido con sal y frito en aceite de oliva es una maravillosa forma de conservar los mejores días del verano al alcance de la mano, como bien sabía cierta abuela…
Salsas de chile, de jitomate o pesto para pasta, carne o verdura, saladas, o dulces también son excelentes candidatas a la congelación. Arroz, frijoles, garbanzos y lentejas aguantan perfectamente el gran frío y no pierden el estilo al regresar a la vida, a diferencia de las papas, ¡jamás congelar papas cocidas! Les adelanto la sorpresa: al volver del frío toman una consistencia esponjosa, de lo más horrible.
Comprar bolsas de ejotes, chícharos y espinacas resulta una excelente inversión, pues nos ahorra muchísimo tiempo y acaba resultando más barato y rendidor que el proceso manual, aunque la imagen de pelar chícharos sentada en la silla de la cocina de mi abuela tiene una fuerza evocadora irresistible para mí… A veces lo hago por pura terapia ocupacional.
El tiempo es un recurso precioso, el más caro de nuestro mundo actual, aprovecharlo para reunirnos alrededor de la mesa a nutrirnos unos de los otros es una de las cosas más sabias que podemos hacer. Que sus días corran placentera y ricamente, que el tiempo rinda y que alcance. Que nos demos el gusto de ganarle.
Para saber más y congelar bien:
Comida congelada: Consejos para congelar alimentos – Alimentos Colpac
Guía para congelar alimentos, todo lo que tienes que saber en cocinafacil.com.mx
¿Qué pasa cuando congelo un alimentos?
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