INSTITUTO CULTURAL DE LEÓN

Pastelillos para la luna del otoño

Agua la boca
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María Luisa Vargas
En otoño la luna es alta y preciosa, Francisco Gabilondo Soler canta como un grillo cuando la mira con la inocencia de una de sus canciones más dulces: “la luna garapiñada, quitando estrellas, salió a brillar. Solita, redonda y bella con luz de nácar pa’ regalar…”.

En otoño la luna está opulenta, dan ganas de rezarle, de ofrecerle nuestro corazón, de mandarle besos, de mirarla toda la noche…

Además, en otoño la cosecha generosa del verano obliga a dar las gracias a todos los espíritus benefactores que nos permiten con sus dádivas, sobrevivir al invierno. Rituales y fiestas de la cosecha se celebran en todo el mundo, pero en China, desde hace más de 3 mil años en el quinceavo sol de la octava luna de cada año, se celebra el festival del medio otoño.

Este festival es una de las festividades más importantes de Asia. No solo China, sino que todo el continente asiático presenta sus respetos y ofrendas a la Luna. En Japón y en Corea, por ejemplo, se suelen comer huevos fritos con forma de luna y en Vietnam se preparan pastelillos de arroz para las familias que cenan juntas al aire libre bajo la luz de la luna.

En China, el Festival del Medio Otoño está considerado fiesta nacional, de manera que los trabajadores reciben hasta tres días de asueto oficial para disfrutarlos en familia preparando y regalando pequeños pastelillos de la luna, este obsequio delicado y lindo que se hace a los amigos, vecinos y compañeros es una ofrenda de buena voluntad que desea suerte, fortuna y felicidad colmando las mesas de cada familia a la hora del té.

Existen multitud de mooncakes o pasteles de luna. Pueden ser dulces, salados, picantes y hasta crocantes. Normalmente se trata de pequeños pasteles redondos, en forma de luna llena, de 8 o 10 centímetros de diámetro y unos 5 centímetros de espesor. La mayoría de pasteles de luna consisten en una corteza fina y tierna rodeando un relleno dulce y denso, a veces pueden contener una o más yemas enteras de huevos en salazón para simbolizar la luna llena. 

Los pastelillos lunáticos tradicionales tienen un relieve en la parte superior con los caracteres chinos para ‘longevidad’ y ‘armonía’, además del nombre de la panadería y del relleno. Dibujos de la luna, la mujer Chang'e sobre la luna, flores, viñas o un conejo (símbolo de la luna) pueden rodear los caracteres como decoración adicional.

Estos pequeños caprichos se consideran una delicia, pero requieren tiempo y paciencia, por lo que  poca gente los hace en casa, así, la mayoría se compran en supermercados y panaderías.

El cuento chino sobre estos pequeños tesoros va más o menos así:

“Los pasteles de la luna simbolizan la reunión entre amigos y la familia. De acuerdo con la creencia popular, la costumbre de comer pasteles de la luna comenzó a finales de la dinastía Yuan. Según la historia, el pueblo Han de esa época estaba molesto con el gobierno mongol de la dinastía Yuan y los revolucionarios, liderados por Chu Yuan-chang, iniciaron una conspiración dirigida a usurpar el trono. Chu necesitaba encontrar una manera de unir al pueblo y revelarse en el mismo día sin que los gobernantes mongoles lograran descubrir el plan. El consejero más cercano de Chu, Liu Po-wen tuvo una gran idea. Se divulgó el rumor de que una plaga mortal arrasaba con la tierra y que el desastre solo podría prevenirse comiendo un tipo de pastel de la luna especial distribuido por los revolucionarios. Los pasteles de la luna se distribuyeron únicamente entre los Hans, quienes recibieron, al cortarlo, el mensaje de “revuelta el decimoquinto día del octavo mes lunar”. Tras ser informado, el pueblo se levantó unido el día indicado para derrocar a la dinastía Yuan, y desde entonces los pasteles de la luna se han convertido en una parte integral de la Fiesta del Medio Otoño.

(Leyenda de los pasteles de la luna. Editor: Lety Du. 2011-09-01 / spanish.china.org.cn).

Para celebrar a la luna, al otoño, la prosperidad y la familia, aquí queda con ustedes la receta original de los pastelillos de la luna, espero que nos queden tan ricos y delicados como me los imagino. 

Pastelillos de la luna (Mooncakes) 

Ingredientes

Harina: 100 g

Agua alcalina: media cucharada

Sirope dorado: 70 g (se puede sustituir por una miel suave o miel de maíz (la famosa miel Karo)

Aceite de oliva: 28 ml

Pasta de semilla de loto: 430 g (también se puede utilizar cualquier otro relleno, como el camote)

2 yemas de huevo

Modo de hacerse en 15 pasos

Mezclamos el sirope dorado, el agua alcalina y el aceite de oliva en un bol grande.

Añade la harina poco a poco y amasamos hasta obtener una masa consistente.

Tapamos el recipiente y dejamos que la mezcla repose durante 90 minutos, mínimo.

Calentamos el horno a 180 grados.

Volvemos a pasar la masa por harina y amasamos para conseguir una consistencia más suave.

Dividimos la masa en pequeñas bolas de 15 gramos.

Dividimos la pasta de relleno en pequeñas bolas de 35 gramos.

Pasamos las bolas de masa por un poco de harina y las aplastamos hasta convertirlas en pequeños discos.

Recubrimos completamente las bolas de pasta de relleno con los discos de masa.

Y volvemos a aplastarlos ligeramente para darles su forma clásica.

Aplicamos un poquito de agua sobre las masas de los pasteles para evitar agrietamientos durante la cocción.

Introducimos los pasteles de luna en el horno durante 10 minutos.

Dejamos reposar durante 25 minutos.

Pintamos los pasteles con yema de huevo y volvemos  a introducirlos en el horno durante 12 – 15 minutos.

Dejamos que se enfríen, ¡y a celebrar el Festival del Medio Otoño!

María Luisa Vargas María Luisa Vargas

Licenciada en Comunicación por la Universidad Iberoamericana León y Maestra en Cultura y Arte por la Universidad de Guanajuato. Ha dedicado más de veinticinco años a la docencia de la historia, la comunicación y la cultura en la Universidad de Guanajuato y en ICON University. Se especializa en la investigación y difusión de las relaciones culturales que vinculan al ser humano con la comida y la cocina como expresión cultural constructora de la identidad de los pueblos. Escribió el libro Meditaciones de Cocina Íntima participante del II Foro mundial de la Gastronomía. Además de escribir para la Revista Cultural Alternativas, colabora para algunas revistas en línea. Es guionista y locutora del programa radiofónico De cocina y otras maravillas…, de Radio Universidad de Guanajuato.