Acusar el abuso de los gobernantes, denunciar la hipocresía o burlarse de la cotidianidad; la caricatura se ha encargado de ser arma sutil y contundente, un brazo de la democracia, del pueblo representado por el artista y el periodista, la risa en medio de la tiranía.
Fue en Bolonia en el siglo xvi cuando se registraron los primeros indicios de lo que hoy podríamos llamar caricatura, pero sería hasta el siglo xviii con la Revolución Francesa que la caricatura comenzaría a tener la fuerza política y crítica que la convertiría en ese fenómeno contracultural en medio de un mundo en guerras y disputas.
Luego en Inglaterra, durante el reinado de Jorge iii y más tarde en la época victoriana, la caricatura satirizó a los líderes y monarcas, la censura apareció y así se formó un perfil contestatario que ponía en el escaparate el sentir del pueblo ignorado. En esos primeros años encontramos el trabajo de George Townshend, y John Tenniel.

Imagen de Little boney gone to pot
Autor: George Cruickshank
1814
La caricatura le permitía al pueblo analfabeta enterarse de lo que sucedía en el mundo, en su país, en su contexto y, además, generar criterio. Pero esta herramienta se utilizó en ambos bandos, tanto en la oposición como en la propaganda.
A mediados del siglo xix en Estados Unidos, la crítica a través de la caricatura cobraba impulso y tenía bastante material para alimentar carteles y publicaciones, figuras como Thomas Nast y Joseph Keppler cobraron relevancia, así nació la revista Puck que reunió a grandes caricaturistas.

Imagen de portada de Harper´s Weekly
Autor: Thomas Nast
1875
Sin lugar a dudas Puck fue una revista que solidificó paradigmas y formas de hacer las cosas, publicaciones tan relevantes como The New Yorker o la revista MAD tomaron de referencia lo que había hecho Puck para crear la sátira que hasta la fecha sigue siendo relevante.

Imagen de Puck Magazine #278
Autor: Friedrich Graetz
1882
Y mientras tanto, en México, no éramos exentos a las injusticias. Existían quejas que con manos talentosas se volvieron cartones creativos y satíricos.
Años después de la consumación de la Independencia nació la primera publicación de caricaturas satíricas en México, Iris, en 1826. A partir de ahí, nuestra convulsa historia fue lápiz y papel para la creación de otras publicaciones, diarios y semanarios que dedicaron su labor a compartir estos dibujos.
Durante esos años se fue formando lo que hoy conocemos en México como el cartón político; ejemplos como Don Simplicio (1845), El Calavera (1847) o más tarde La Orquesta (1861) son prueba de la popularidad que comenzó a adquirir la caricatura dentro de la estampa social.

Imagen de La Orquesta Tomo I No.40
Autor: Constantino Escalante
1865
Ya con la caricatura política como un referente en el periodismo mexicano y en la opinión social, este tipo de publicaciones tomaron mucha fuerza tanto para el lector que exigía ese humor, como para las autoridades que aumentaron la presión en la censura. El Hijo del Ahuizote, fundado por Daniel Cabrera y legado de El Ahuizote, fue una publicación que criticó de manera constante y contundente la dictadura de Porfirio Díaz.

Imagen de El hijo del Ahuizote No. 732
Autor: Daniel Cabrera
1900
Ya en en el siglo xx, con otros conflictos sociales, otras guerras y otras consecuencias, la caricatura se diversificó y multiplicó. Mientras ciertas publicaciones y autores iban y venían, otras se consolidaron y encontraron no solo un público atento sino un mercado redituable.
Nombres como The New Yorker o Charlie Hebdo, entre muchos más, se han convertido en referentes de este formato desde distintos ángulos. La publicación estadounidense encontró en las situaciones cotidianas un humor original y sutil.

Imagen de The New Yorker. Febrero 7
Autor: Drew Panckeri
2022
Por otro lado, los franceses de Charlie Hebdo se volcaron a la provocación; ataques directos a la religión y la política los colocaron como un medio disidente. Esto les ha valido distintas represalias como el atentado que sufrieron en su sede en París en 2015, en donde murieron 12 personas.

Imagen Charlie Hebdo. No. 1573
Autor: Riss
2022
En nuestro país también tenemos referentes de la caricatura como medio de crítica. Desde moneros que publican en distintos lugares como Trino, Jiz, Calderón, entre muchos más, o publicaciones como Chamuco y Los hijos del averno. Y por supuesto los referentes latinoamericanos como el caso de Quino y su Mafalda, que nos mostró el mundo y su sinsentido desde la inocencia y la ironía.

Imagen: La gaceta de la UdeG
Autor: Trino
2018
El presente y el futuro del cartón político ha cambiado e incluso la realidad se ha vuelto tan cínica que para muchos personajes, ser un meme o una caricatura se vuelve motivo de orgullo, así que el efecto ridiculizante disminuyó.
La caricatura ahí está, la realidad ridícula existe, las injusticias continúan, la protesta sigue siendo necesaria. El dilema de esta posmodernidad es que este oficio artístico ahora compite con un contenido abrumador, aún así, la abstracción, la creatividad y el talento de la caricatura como crítica social es única.
Referencias:
Trino. (2016). El humor político en los tiempos del mal humor social. Letras Libres, No. 212. https://letraslibres.com/revista/el-humor-politico-en-los-tiempos-del-mal-humor-social
Humor, protesta y la inconformidad del pueblo. Los cimientos de la caricatura política en México. Recuperado: https://www.gob.mx/agn/es/articulos/humor-protesta-y-la-inconformidad-del-pueblo-los-cimientos-anos-de-la-caricatura-politica-en-mexico?idiom=es
La caricatura política: otra manera de contar la historia. Recuperado: https://www.revistarambla.com/la-caricatura-politica-otra-manera-de-contar-la-historia/