Cerrar la puerta a veces es malo y otras bueno, pero abrirla a un nuevo algo, por fuerza desconocido, es capaz de provocar angustia, miedo, inseguridad… por lo menos nerviosismo. Aunque desde mi punto de vista, es una gran oportunidad de renovación y de viento fresco.
Las culturas del mundo han decidido en todos lados ponerse del lado de la ilusión y de la esperanza.
Invocar la liberación de los pasados pesados y llamar a las mejores fuerzas naturales y sobrenaturales para que nos hagan el favor de regalarnos por las buenas los dones y la prosperidad que tanto necesitamos, requiere de rituales poderosos, cargados hasta los bordes de valores simbólicos, llenos de signos y significados profundos conocidos y compartidos por la colectividad.
Lo que sucede durante un ritual quiere decir cosas muy importantes para los miembros del grupo, por lo cual actúa como un fuerte elemento de identidad en donde los extraños no ven más que colores, flores, bailes y comida, los propios saben leer cada símbolo e interpretarlo. Que cada cosa esté en su lugar y a su tiempo representa las ideas, sentimientos y conjuros exactos para que el rito funcione y logre su cometido, y uno de los elementos más poderosos dentro de un ritual tiene que ver con la comida, la mesa y la reunión alrededor de ella.
Cercano al solsticio de invierno, en ese punto en que el día más corto y la noche más larga cambian sus papeles y la luz comienza a ganarle terreno a la oscuridad, el mundo entero cocina para celebrar un año nuevo.
Así, conforme termina la noche vieja, austriacos y alemanes beben un ponche de vino tinto con canela y especias, comen lechón para la cena y decoran la mesa con cerdos pequeños hechos de mazapán llamados marzipanschwein. Los cerdos de buena suerte o Glücksschwein están hechos de todo tipo de cosas y son regalos comunes en estos días.
En el sur de Estados Unidos, Año Nuevo se celebra con la confección de una vieja receta de origen antillano, y antes, africano. El Hoppin’ John es un platillo de chícharos verdes o negros (que simbolizan monedas) cocinados con carne de cerdo y arroz, acompañados con col u otras verduras verdes cocidas (ya que son del color del dinero) y pan de maíz (el color del oro).
Desde el siglo XVII, en las casas japonesas las familias comen largos fideos soba de trigo llamados soba toshikoshi que simbolizan la longevidad y la prosperidad.
“La tradición de una rosca de año nuevo es una que abarca innumerables culturas. Los griegos tienen la Vasilopita, los franceses la gateau o galette des rois, los mexicanos tenemos la rosca de reyes y los búlgaros disfrutan la banitsa”. Todas ellas deliciosas ruedas sin principio ni final, circulares y dulces eternos retornos.
“La mayoría de los pasteles se consumen en la medianoche o víspera de Año Nuevo (aunque algunas culturas cortan su rosca en Navidad o la Epifanía, 6 de enero) e incluyen una moneda de oro o figura oculta, que simboliza un año próspero para cualquiera que la encuentre en su rebanada”.
En Polonia y en los países escandinavos, lujosos arenques brillantes como la plata, con crema, en escabeche o en salsa de cebolla. Una preparación especial polaca de arenque en escabeche de la víspera de Año Nuevo llamada Sledzie Marynowane que está hecha al remojar arenques enteros salados en agua durante 24 horas y luego cortados y acomodados en capas en un tarro con cebollas, pimientas, azúcar y vinagre blanco. Los escandinavos a menudo incluyen arenque en un platillo smorgasbord con pescado ahumado y en escabeche, paté y albóndigas.
“Los italianos celebran la víspera de Año Nuevo con 'La Festa di San Silvestro', que a menudo comienza con un tradicional cotechino con lenticchie, un estofado de salchichas y lentejas que se dice trae buena suerte (las lentejas representan dinero y buena fortuna) y, en ciertas casas, zampone, un pie de cerdo relleno”.
La comida termina con unos pequeños buñuelillos, llamados chiacchiere fritos y bañados en miel y azúcar y se brinda alegremente con ese vino espumoso muy parecido a la champaña, el feliz Prosecco. Seco o dulce.
Pasteles con forma de cuernos de la abundancia hechos de mazapán o de pasta de hojaldre adornan muchas mesas en todo el mundo, rellenos de crema pastelera, caramelos, chocolates o regalos, su significado es siempre el mismo: que la abundancia sea mucha y que no falte nada.
Así sí se puede abrir un año.
Referencia
Reuters. (2012). 10 platillos tradicionales de Año Nuevo en diferentes partes del mundo. Diciembre 2021, de Expansión Sitio web: https://expansion.mx/salud/201...