Éste tiene a protagonistas que en primera instancia parecen ‘comunes’, pero en su
desenlace tienen un giro dramático que nos recuerda que lo monstruoso nos
acecha. Los flechazos de lo grotesco se presentan en cada texto, como en Alas a
los alacranes, donde una mujer, ante la infidelidad de su marido, fabrica un muñeco
vudú para vengarse de él y disfrutar de su dolor sin remordimientos.
Mientras que en Una lady Macbeth cualquiera, una mujer encuentra un cadáver en
un páramo despoblado de la sierra de Durango durante un paseo mañanero con sus
perros. Este suceso se repite tiempo después y, eventualmente, termina
estableciendo correspondencia con el asesino, convirtiéndose en cómplice de
múltiples asesinatos a pederastas, violadores y un homicida de perros, de quienes
tenía conocimiento.
En La semana de Nínive narra los días de una vampiresa destinada a una vida
monótona en la oscuridad y con trabajos degradantes, que dedica su tiempo libre a
‘cazar’ hombres violentos.
Casi al final del libro está Un descuido cósmico, relato que cuenta la historia de una
mujer que, abrumada por su nuera con quien no tiene una buena relación y la
indiferencia de su hijo, termina adoptando un alienígena que encontró en el patio de
su casa y con quien iniciará una extraña relación que trastoca en la locura.
El hilo conductor de las historias es el obtener justicia, mientras que el desarrollo de
la revelación de la víctima es trazada con tal maestría a través de elementos de
humor y la ridiculización del antihéroe.
Te invito a leer la nueva obra de Liliana Blum y disfrutar de un cosmos de
posibilidades que rebasan la realidad, así como descubrir que la escritura puede
mostrar, entre líneas, un grito desesperado de los dolores humanos que nos
acechan.