A finales de 2018, gracias a una extensa colección de objetos ‘compartidos’ en redes sociales, Enrique A. Aguilar recibió una invitación para participar en uno de los bazares de antigüedades más populares de la ciudad de Guanajuato, el Bazar del Truco, al que con cierta renuencia aceptó acudir. Éste fue el inicio de Juguetes Vintage, proyecto a través del cual se busca rescatar, preservar y dar una segunda oportunidad a una diversidad de piezas de buena calidad que, además, cuentan una historia.
En un principio, los productos en venta pertenecían a la colección personal de Enrique (que en aquel entonces ya contaba con 8 años de iniciada), en tan solo un mes las cosas parecieron funcionar adecuadamente, por lo que su perspectiva cambió; comenzó a generar un pequeño stock con algunos de los objetos que poseía, además de implicarse en una búsqueda activa que le permitiera reunir más provisiones y conservar aquellas que ya venía atesorando.
“La primera experiencia fue dolorosa porque significó soltar cosas, estaba vendiendo pero no quería; incluso puse precios altos y aun así la gente empezó a comprar. Fui al domingo siguiente porque sentía un compromiso y así siguió, eso me ayudó a soltar. Me di cuenta de que era una oportunidad de negocio interesante.
Me empecé a mover por tianguis, por otros bazares, compras en línea, y fue cuando dije «ya no necesito vender mis cosas, puedo salir a buscar otras», en ese salir a buscar he encontrado infinidad de objetos que no hubiera sucedido si me mantuviera en este aspecto de solo coleccionar para mí. Ahora siento que compro para dar la posibilidad de que otras personas también lo puedan hacer, creo que eso es parte del éxito”, platicó Enrique.
Con esta nueva estructura nació en Instagram la cuenta de Juguetes Vintage, un espacio virtual que funge como catálogo, alojando gran parte del material disponible para ser adquirido: juguetes, cámaras fotográficas y de video, libros y cómics, generalmente; a través de ésta se brinda atención durante toda la semana, sin dejar su presencia los domingos en el bazar donde todo comenzó.
Muchos de los productos anunciados en la cuenta no siempre llegan al bazar y viceversa. De manera digital se hace una actualización por semana, agregando uno o varios nuevos, muchos de los cuales son adquiridos ¡hasta en un minuto!, por lo que resulta de gran importancia la activación de sus notificaciones. Respecto al espacio físico, el ritmo es más tranquilo: el cliente pasa por la calle, se acerca, observa prácticamente todos los artículos y finalmente toma su decisión. Aún con grandes diferencias, las dinámicas de ambas actividades han generado enriquecedoras experiencias.
“Lo que me gusta mucho de ambos casos es la interacción con las personas. En el bazar se acerca mucha gente mayor y sonríen, «yo tenía ese juguete, yo leía esas historietas», se genera una conversación interesante; he aprendido mucho de las personas que me han dado cátedra de varios productos, porque los tenían o los jugaban cuando eran niños y me van contando cosas de las que muchas veces no soy consciente. En la cuenta también se ha generado una interacción interesante, siempre estamos en comunicación, siempre estoy subiendo historias cuando salgo a buscar algo, qué encuentro y qué no, lo comparto porque la cosa también es hacer ver que podemos encontrar un tesoro donde menos lo esperamos”.
La constante interacción, presencial y virtual, aunada a la experiencia de los últimos años, propició una clara evolución en todo el proyecto, desde la parte visual, el tratamiento y adquisición de los objetos, hasta la atención al cliente. Ha sido tal el impacto positivo y éxito que, a través de nuevas invitaciones, ha participado en varios bazares de León, el estado de Guanajuato y Ciudad de México, llegando a vender y enviar artículos fuera del país; incluso hay quien los contacta para pedir asesoría sobre el valor de ciertos objetos.
“En Juguetes Vintage hemos vendido desde un llaverito vintage hasta un automóvil de los años 50; la cantidad ha sido muchísima: ropa, radios, relojes, calzado… hasta dentaduras usadas. Trato de encontrar cosas peculiares porque sé que para todo hay un cliente.
A veces salgo a buscar y no encuentro nada y a veces no estoy buscando y las cosas como que llegan, no digo que se dé mágicamente sino que creo que tiene más que ver con que de alguna manera, a medida que pasa el tiempo, se va educando la mirada; si voy y busco algo, los objetos como que empiezan a saltar. Creo que entre más ha pasado el tiempo, más he sabido distinguir lo que es una buena cámara o si algo puede considerarse antiguo y ver su condición, si vale la pena comprarlo o no”.
Enamorar a cada cliente desde lo visual es sustancial, por lo que la formación como fotógrafo de Enrique abona perfectamente, trabajo que lleva a cabo en casa dentro de uno de los dos espacios que ha destinado para Juguetes Vintage, el otro de ellos funciona más como oficina, donde almacena parte del stock, se preparan los envíos, se lleva a cabo la comunicación y el trabajo de investigación para brindar más información y certeza del estado de los productos en venta.
Una más de las características que abonan al proyecto es la generación de un blog que pretende documentar toda la labor de búsqueda, rescate y manejo de las piezas, es decir, cómo y dónde se ha encontrado, en qué estado, la historia con que se cuente, su destino y, sobre todo, la experiencia.
“Lo implementé a finales del año pasado o inicios de éste porque el formato de Instagram no permite visualizar muy bien las imágenes. Decidí crearlo para hacer una reflexión muy personal de las cosas que voy encontrando, pero está abierto para que lo revise la gente. La idea es irlo nutriendo poco a poco, pero a veces no es tan posible porque las cosas (los objetos) se me van muy rápido de las manos”.
Es así que Juguetes Vintage se posiciona como una excelente opción en el mercado de artículos de principios de los 90 hacia atrás. Una alternativa que más que un producto, comparte emociones, historias, recuerdos, experiencias…
“Ha sido algo bien bonito porque creo que es una manera de conectar generacionalmente. Actualmente, no sé si sea una percepción, pareciera que estamos en contra, generaciones muy, muy jóvenes contra generaciones más viejas; parte de este proyecto me ha ayudado a conectar con personas de todas las edades. En Instagram mi público es mayoritariamente joven, hay objetos que ni saben cuál es su función pero existe algo que les hace clic, y en el bazar mis compradores son generalmente personas mayores, convivo con estas dos partes y es muy interesante a nivel anecdótico. Ha sido muy enriquecedor”.
Encuéntralos en Instagram como @juguetesvintage y visítalos en la calle del Truco en Guanajuato capital, los domingos de 9:00 a 18:00 horas.